Fontao, un poblado minero gallego que albergó a más de 30000 personas. De 1934 a 1973. Vivió su máximo esplendor entre los años 39 a 45, es decir durante la II Guerra Mundial. Se exportaba el volframio para la fabricación de armas alemanas.
El poblado contaba con 3 cines, 33 bares y hasta un café teatro. También llegó a albergar a 800 reclusos políticos de la era franquista, los cuales reducían su condena trabajando en la mina Fontao.
Cuenta mi abuela que muchos se hicieron ricos rebuscando minerales en el fondo del rio...
A dia de hoy la Xunta ha rehabilitado viviendas, incluso si subes una pequeña colina el aspecto es idéntico al de una cárcel.
La sensación que percibí estando allí fué extraña, como si aún estuviese impregado en el aire el sonido de los pasos de los mineros de camino a la mina, como si las disputas, la tensión, las tragedias que ellí se vivieron pudiesen aún palparse en cada palmo del pueblo.
Increíble ver cómo el hombre, allá donde va, tiene que destrozar.Que puede utilizar a la naturaleza con total libertad, esprimiéndola todo lo que puede.
Este pueblo minero que tanta vida albergó y cuando la actividad económica cesó...se abandona sin más.
Todo queda marcado, incluso se puede percibir, apenas entré hoy allí, ya no me encontré a gusto.